lunes, 24 de diciembre de 2012

El ataúd que ríe



La vemos ahí, plácidamente recostada, tan tranquila, dormida, hermosa.
Bella niña de finos labios, blancos, puros como la nieve. Cabello rizado, tan negro como la muerte misma. Sonríe…se ve que está feliz.
Y ella piensa, “que lindo está el día allá afuera, un radiante sol, las personas saludándose cortésmente. Grandes árboles, exponentes y dando una sombra refrescante, los niños jugando en el jardín de al lado de mi hogar. Hasta parece escena de película, con todo y el conejito saltando y el arcoíris de fondo.”
Luego piensa, “quisiera poder salir y jugar, lástima que estoy aquí encerrada, no importa, igual soy feliz, tengo paz.”
Entonces, sólo en ese momento nos percatamos del lugar donde descansa; una cama…¿Es una cama? No, no es una cama, parece una suave alfombra acolchonada… pero no sabemos bien que es…, y ella, tan sonriente como siempre, está ahí, hermosa, tranquila. Parece no importarle nada.
Contemplamos de nuevo a esa linda niña, delgada, de quizá apenas unos ocho años. No mueve ni un músculo pero está contenta. De repente, algo piensa, vemos como su discreta sonrisa, se vuelve en una gran sonrisa, empieza a reír, cada vez más y más fuerte.
No se mueve, sólo vemos la boca abierta, grande, está riendo a carcajadas lo sabemos, lo escuchamos! Sólo mueve la cabeza pero igual se está muriendo a carcajadas!
-¿De qué ríes pequeña niña?, le preguntamos.
No nos da respuesta, sólo ríe y ríe, continúa…y lentamente decidimos alegarnos. Vemos poco a poco como su cama, es ni más ni menos que un ataúd y como, eso a lo que llama hogar es de verdad lindo, un gran jardín, tranquilo, verde. Y bien acompañada de varios cuerpos, tan fríos y putrefactos como ella.
Salimos de su “hogar” y aunque ya llevamos varias calles recorridas seguimos escuchando su risa, volteamos y vemos que nadie más lo puede notar, todos caminan como si nada…aún podemos ver el cementerio y escuchar la risa…que linda niña…¿Por qué reirá?..bueno, no importa, parece que nadie pueda o lo quiera notar…
Cada vez que paso por afuera del cementerio aún escucho de vez en cuando esa risa…esa pura e inocente risa…ese ataúd ríe y siempre me pregunto…¿de qué? ¿de qué pequeña? ¿de qué?[i]


[i] Por: J.R.R. Falcón

No hay comentarios: