Contemplo el cielo, repleto de estrellas…
Siento como voy a la deriva, como el oleaje me
arrastra a su antojo, como todo aquello en mi vida…
Giro la cabeza y veo el mar, reflejando como
perfecto espejo el cielo…
Siento el frío sobre mi cuerpo, como mis
extremidades pierden sensibilidad cada vez más, y como son olvidadas, como yo…me
olvidare de mi mismo.
Estoy en paz conmigo mismo, por primera vez en mi
vida, “en paz conmigo mismo” me repito en voz alta.
No necesito del calor de una mujer para recuperar
la calma, no necesito del aroma de una mujer para controlar la ansiedad, no
necesito de los besos de una mujer para viajar y lograr la paz…
No importa quien sea, ya no hay lugar en el barco
de mi vida, todo ha quedado a la deriva…
Hermoso, maravilloso, glorioso, sublime, sutil,
perfecto, idóneo, irreal, magnifico; todo eso… por un momento me libera…moriré
en paz…
Cuando el piano deje de tocar, justo cuando la
última nota sea levantada, mi alma…
Libertad, me digo…Libertad…Libertad… [i]
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