-¿Cómo
empezar?
-Sólo
empieza
-Está
bien…
Es
que ella no entiende. Bueno, mejor dicho, no sabe que ya no la quiero ver. Que
me quiero deshacer de ella. Su tiempo ya pasó. Debería ella seguir su camino y
yo el mío.
Siempre
he creído que la vida es de ciclos. Y más en las relaciones. Todo cambia, la
relación de pareja, la de amistad, entre padre e hijo, etc.
Ese
es el problema, que ella se ha quedado con una idea de nuestra relación. O
mejor dicho extinta relación. Y ya ha pasado demasiado tiempo…me tengo que ir,
tengo que dejarla.
Sé
que ella está sola. Que su vida ha quedado estancada. Primero el trauma de
dejar el “Tec”, para ella es lo único o es de las únicas pocas cosas buenas que
le han pasado en la vida. Luego tener que regresar a León, a una vida que no le
gusta, en donde no tiene vida y ella sólo es una extensión más de la “vida” de
sus padres…
De
ahí pasar a trabajar con su tío en un empleo mediocre, dependiente como siempre
de la familia materna (tan enferma e invasiva con la vida privada de uno) y lo
que es peor, que, como a la mayoría de los seres humanos, un empleo que no le
gustaba. Pero yo siempre se lo dije: “Estás pendeja si entras a trabajar con tu
tío, si dices que vas a estudiar en línea. Tú no eres de estudiar en línea,
tendrás una vida miserable y solitaria, a ti te gusta convivir.”
No
escuchó y dentro de su soberbia la muy estúpida entró a trabajar con el tío y a
estudiar en línea. Ahora ahí la ves, con nulos amigos…un hombre que sólo la usa
como objeto sexual, manteniendo a sus padres y la casa.
Me
marcó una vez a la oficina, nunca fui más cortante.
“Tengo
unos agentes que atender, márcame luego. Pero no al trabajo, nunca al trabajo,
¡tú también ponte a trabajar puta madre!”
No
había tales agentes, pero quería dejar en claro que nunca me marcará al
trabajo.
Su
problema es que ya nunca va a brillar. Si sigue con sus padres, si sigue
“estudiando” en línea, su poca autoestima y la increíble necesidad de atención
que tiene la han hecho sólo un bulto más en este mundo. Ya la veo en unos diez
años, una gorda y solitaria burócrata más.
Hace
unos meses tuve un debate “filosófico” con una amiga. Me invitó a formar parte
de la masonería y de un tema a otro llegamos al de la “vida”. Mi amiga cree que
todos los seres humanos están destinados a brillar, que lo único que le falta a
este mundo es amor. Yo le dije que aquello era ridículo y que no todos los
seres humanos están destinados a brillar. Que lo que hace a un hombre o mujer
brillar es la búsqueda de su trascendencia. Le dije que hay seres humanos que
sólo están en este mundo como “relleno”. De ahí surge mi concepto de que la
vida no tiene valor alguno, si lo tuviera seríamos muy pocos, porque sólo los
que hicieran algo por el mundo tendrían derecho a vivir. Así como aquellos que
piensan más allá y toman el poder en el mundo o crean corrientes que lo
dirigen…ellos buscaron su trascendencia. Pero tenían una educación privilegiada
o dinero, algo a su favor…no eran de la perrada, no eran uno más, de relleno.
Ella
se molestó porque dijo que el amor lo podría todo. Que era una mentira lo de
“personas relleno”, que si pensaba así, uno, no podría ser masón y dos: La vida
es hermosa, por lo tanto todos podemos “brillar a nuestra manera.”
Pero
no, no todos brillan y ella es un ejemplo de eso. Hace ya siete años que fuimos
novios. Yo era inmaduro e inseguro. No era el cabrón de ahora que se embriaga
con agentes de tránsito, se acuesta con aquella mujer que le da apertura, que
es ya un personaje en la política juvenil de la ciudad, partiendo madres para
subir en la carrera por la silla del águila mexicana. En esos años ella llevaba
la relación y yo sólo seguía. Pero yo crecí y cambié, viajar, leer, entrar en
la política me cambió y mucho.
Soy muy diferente al de antes, quizá peor, quizá
mejor. Y ahora veo en ella todos aquellos defectos que nunca vi antes…ahora me
siento mal, porque sé que está sola, que no es nadie y que si no hace algo por
su vida nunca llegará lejos. Me doy cuenta que a nuestros compañeros de la
administración pública, del partido e incluso ex compañeros de la prepa les da
lástima.
Y
sí, ella da lástima. Quizá nunca le diga todo esto que pienso, quizá, sólo
aprovechando que hay algunas amigas fuera de la ciudad me vaya de ésta con
alguna de ellas y ya no regrese, que allá haga una vida. Que por fin me deshaga
de ella. Que mi repentino desaparecer le muestra a ella lo que le dije hace
unos dos años: “Lo que no se mueve se apesta y tú aceptaste estancarte en esta
vida por conceptos de la familia bastante ridículos.”
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