Era una tediosa, monótona y asfixiante
mañana-tarde. Lo mismo de siempre, el horrible ambiente de monotonía y falta de
creatividad junto con los excesos de luces volvía la vida en casa, jodidamente
similar…siempre en espera del cuarto, siempre las mismas pinches canciones…pero
eso iba a cambiar, había que volver a la vieja esencia, a la vida dentro del
cuarto.
El techo blanco, vacío, como la vida misma
de los millones de habitantes del planeta, era el único paisaje que poseía. Y
mientras contemplaba el techo le llegó a la cabeza, esa tonadita, esa alegre y
triste canción que nos recuerda la sopa cósmica.
-la, la, la, la ¶
En este lugar parece la vida nunca pasar y
es lo peor de todo, que la vida simplemente no logra pasar. Hace falta la
catarsis, limpiar, acabar con todo. Así que va a empezar por sí mismo. Abre el
cajón del escritorio y lo contempla…tan limpio como siempre, refleja su rostro.
Lo agarra, está frío, hermoso. Con calma lo acomoda entre sus manos y apunta
con él al vientre. Lo tiene pegado a él, lo hunde lentamente, siente el dolor,
siente como fluye como calor, lo saca y exhala.
Levanta la vista de nuevo al techo, sigue
igual, no ha pasado nada en este. Pero ahora, una gran mancha roja está en su
camisa y crece y crece cada vez más. Siente el dolor fluir por su cuerpo. Respira
y cierra los ojos, y de nuevo, lo hunde, pero esta vez es rápido. Lo saca de
nuevo y lo vuelve a hundir. La sangre baña sus manos.
El cuchillo está sobre la mesa,
completamente rojo. Se levanta lentamente y se dirige a su cama, se acuesta en
ella y ve, de nuevo el techo blanco, que ahora, parece moverse ¿o es un
terremoto?
Cierra los ojos y siente como pareciera
que una fuerza invisible, como si energía lo quisiera levantar. Abre los ojos y
ve como las marcas de humedad que había en el techo ahora escurren sangre,
sangre muy oscura, gira sobre su cuerpo y al lado de su cama se ve ya un lago
de sangre, varios centímetros ya de altura, sumerge la mano. Siente esa
diferente densidad de la sangre en su mano, ahora hunde el brazo completo.
Asoma la cabeza al gran charco de sangre
que hay en el cuarto. Rueda y se deja caer en él. Se hunde en el charco y abre
los ojos, todo es rojo…lógicamente. Siente como si una gran marea lo llevara,
lo arrastrará de aquí para allá sin rumbo. Finalmente es libre, puede respirar
profundamente y por completo, sin obstrucción alguna. Comienza a llorar…por
fin, después de años siente como su cuerpo se oxigena perfectamente.
Le truena el cuello y la espalda. Todo
aquello que había pesado, que había cargado en la vida se ha ido. La sangre lo
purifica, lo libera. Sumergido en la sangre comienza a destrabar todo aquello
que le ha cargado la vida. Poco a poco comienza a comprender que sólo se tiene
a él. Pero eso es suficiente, no necesita más, no las necesita más.
No puede evitar sonreír al sentir tanto
aire fluyendo por su cuerpo, por saber que pronto estará completamente bien.
Por saber que aquella gran ansiedad y desesperación por hacerlo todo rápido se
está yendo. Lo está dejando en paz. De nuevo disfrutará de un buen libro, de
una taza de café con calma. De nuevo podrá vivir, y vagar con una tranquila
soledad. Podrá darle sentido a su vida sin la necesidad…It´s
just a dream…It´s just a…it´s just a dream…just a…
Por: Julian Zodriguer Colfan
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